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“Contar la historia de la escuela en un pequeño pueblo como Castelnou puede ser un agradable ejercicio de memoria personal y colectiva.
Es mucho más difícil entender el mundo rural si no has pasado por una escuela de pueblo.”
UNA ESCUELA PÚBLICA RURAL DE CALIDAD
Hace unos años parecía impensable que los ciudadanos de este país tuvieran que salir a la calle para defender el derecho a la educación, que en España por primera vez se regulaba en la Constitución de 1812, la que dedicaba su título IX a aquel incipiente sistema educativo. El germen de esta circunstancia tenía su origen en la época de la Ilustración, cuando por primera vez se desvinculaba a los Jesuitas de la educación, para tratar de ofrecer este derecho universal desde las administraciones públicas.
En Castelnou, como en la mayoría de los pueblos de la España rural, el acceso a la educación de los más jóvenes, por fortuna desde hace bastante tiempo, ha sido un derecho garantizado. Haber recibido mi formación académica (Entonces EGB 1) en una escuela rural, no fue en ningún caso un factor que supusiera ninguna desventaja para la llegada al instituto y posteriormente a la universidad, con respecto a otros niños que procedían de la escuela privada. En muchas ocasiones, el nivel de conocimientos de los niños que procedíamos de una escuela pública rural era muy superior al de otros alumnos procedentes de centros privados.
Las razones eran muy distintas según los casos. Pero entre todas cabe destacar la gran labor que ejercieron aquellos maestros rurales de los que tantas veces dependía el futuro de aquellos chavales.
Permítanme hacer un guiño a las publicaciones digitales, que como los blogs, se escriben desde lo más reciente hacia el pasado para hacer un recorrido por las distintas escuelas de Castelnou.
Para hacer un repaso por la historia de la escuela en Castelnou he dividido ésta en tres etapas:
1. LA ESCUELA EN CASTELNOU A FINALES DEL SIGLO XX
2. ESCUELAS SAN VALERO
3. LAS ESCUELAS VIEJAS
Los datos que aquí se presentan proceden de la documentación existente en el Ayuntamiento de Castelnou y de entrevistas realizadas a antiguos alumnos.
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1. LA ESCUELA EN CASTELNOU A FINALES DEL SIGLO XX
Sin lugar a dudas este periodo de la historia de la Escuela en Castelnou es el que diferencia a esta localidad de las más cercanas, si exceptuamos Jatiel y Azaila, ya que debido a la despoblación, los niños en edad escolar tendrían que asistir a clase en otras localidades de mayor tamaño. Hecho que se repite en numerosas poblaciones de la provincia de Teruel.
Esta etapa arranca casi con la Ley General de Educación de 1970 hasta llegar a nuestros días pasando por diferentes reformas de la Ley como la LODE (1985) y la LOGSE (1990) que la sustituiría. Entrados ya en el siglo XXI, volverá a ser sustituida por las LOCE (2002), la LOE (2006) y por último por la LOMCE el pasado año 2013.
Debido a que los chavales de Castelnou durante todos estos años han recorrido varios colegios y poblaciones, dividimos este periodo en cuatro partes:
a. Castelnou en la escuela de La Puebla de Híjar (1971-1983)
b. Castelnou en la escuela de Escatrón (1983-1985)
c. Se reabre la escuela en Castelnou (1985-1998)
d. La escuela en la actualidad
BREVE RESUMEN DE ESTE PERIODO
En el curso 1971-72 la localidad de Castelnou cerraba las escuelas municipales San Valero. Los entonces escolares se tenían que desplazar hasta la vecina localidad de La Puebla de Híjar, donde irían a estudiar la Educación General Básica o EGB.
Transcurre poco más de una década hasta que por una decisión del Ayuntamiento de Castelnou, con la pretensión de abaratar costes en el transporte y aparentemente mejorar la calidad en la educativa, traslada a los entonces once escolares hasta la escuela pública de Escatrón (Zaragoza) donde permanecerían dos cursos (83-84 y 84-85).
En septiembre de 1985 se reabrían las escuelas municipales de Castelnou, con tan sólo once niños, que permanecerían abiertas 13 años más. Con el cierre definitivo de estas escuelas, ya pertenecientes a CRA (Colegio Rural Agrupado) de La Puebla de Híjar, los alumnos de Castelnou comienzan a ir a la escuela de nuevo a La Puebla.
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1. a - CASTELNOU EN LA ESCUELA DE LA PUEBLA DE HÍJAR (1971-1983)
Parte de este periodo coincidió con mi paso por la escuela. Por esa razón este fragmento lo contaré en primera persona.
A partir de septiembre de 1971, 22 niños - chicos y chicas - en edad escolar, esperaban todos los días en la plaza de Castelnou el autobús de línea que los llevaría hasta las escuelas de La Puebla de Híjar. Actualmente en aquel espacio ocupado por aquellas escuelas se localiza el Centro Cultural “El Granero”.
Fue allí, en una escuela ya mixta, donde toda una generación de niños y niñas cursarían juntos los ocho años entonces obligatorios 2. A estos se sumaban siete niños más del vecino Jatiel.
La principal razón por la que estos chavales salieron de las escuelas de Castelnou fue que en aquellos momentos todos los alumnos estaban en la misma aula, independientemente de la edad o curso. La entonces profesora titular, Doña Mª Pilar Garrido, insistió en que era más que recomendable que acudieran a un centro donde cada niño estuviera en su curso. Finalmente fue aprobado por el entonces Consejo local de Enseñanza Primaria.
lustración 1: Fotografía en el patio del recreo en Castelnou 1970, último año antes de ir a La Puebla en la escuela San Valero (ya mixta) con la maestra Doña Pilar Garrido en el centro. Los nombres de Izquierda a derecha y de arriba abajo:
Enrique Lucea, Clarita Lucea, Gema Esteruelas, Olga López, Angelines, Esteruelas, Mercedes Ibáñez, Montse Lucea, Pilar Garrido, Nati Ornaque, Reyes Claver, Mª Pilar López, Tere Maurel, Pili Ornaque, Domi Tejedor, Sagrario Secanella, Rosa Acón. Luis Claver, Alberto Maurel, Jorge Lucea, Amable Abadía, Pascual Claver, Ernesto Bueso, Alejandro Ornaque y Ricardo López.
Por aquellos años estaba prevista la creación de un centro comarcal presumiblemente en Híjar. Pese a eso se optó por que acudieran al colegio de La Puebla debido a su mayor cercanía, aludiendo también razones de “relación familiar entre vecinos de uno y otro pueblo”.3
Todo lo aprovechable que hubiera en las viejas escuelas San Valero pasaba a formar parte de los recursos del colegio de La Puebla. 4
Dos años más tarde, en 1974, se disolvían las mutualidades o cotos escolares que repartían si quedaba algún bien procedente de las donaciones de los mutualistas entre ellos y ,en lo relativo a bienes inmuebles, retornarían a sus dueños en el caso de los dos edificios que en su día fueron escuelas. Se trata de las últimas: la Escuela San Valero y las más antiguas, conocidas como Escuela rural de Castelnou o Escuela La Inmaculada, pasaban de nuevo a ser propiedad municipal. Desde entonces se podría hacer uso para lo que se considerase más oportuno.
lustración 2: Esperando al coche de línea en la plaza Mayor de Castelnou. Se trata del primer día que se iba a la escuela de La Puebla de Híjar.
Delante los chicos (de izquierda a derecha): Ernesto Bueso, Alejandro Ornaque, Jorge Lucea, Ricardo López, Pascual Claver, Alberto Maurel.
Detrás las chicas (de izquierda a derecha): Mercedes Ibáñez, Sagrario Secanella, Tere Maurel, Domi Tejedor, Gema Esteruelas, María Pilar López, Angelines Esteruelas y Pilar Ornaque
Todas las mañanas a las 8:05 horas se citaban los escolares, desde aquel septiembre de 1971, para coger el autobús a la escuela de La Puebla, “el coche de línea” que entonces conducía “el señor Alberto”. Un trayecto de aproximadamente 20 minutos, separaba las dos localidades en la línea regular de autobuses ABASA. 5
En este autobús coincidían los viajeros que iban y venían a por el tren a la estación de La Puebla o de compras. Este autobús enlazaba con la línea Alcañiz-Zaragoza en Híjar o Caspe-Zaragoza en Escatrón.
Así, todas las mañanas los alumnos de Castelnou tomaban este autobús procedente de Escatrón con destino a Híjar. Tras parar en la plaza de Castelnou unos minutos más tarde paraba en Jatiel y poco después en la estación de ferrocarril de La Puebla de Híjar. La plaza del Ayuntamiento de La Puebla era la parada donde los estudiantes bajaban para acercarse hasta la plaza del Granero, donde estaban las escuelas. Aquel autobús continuaría su itinerario todos los días hasta Híjar.
Por la tarde, a las 17:15 horas, salía el autobús que los llevaba de vuelta hasta el pueblo.
El transporte estaba subvencionado por la Diputación Provincial, por lo que resultaba gratis para los padres. En los primeros años había un cobrador que expendía los recibos o billetes azules. Los rellenaba a mano y firmaba. Posteriormente sería el mismo conductor quien expendiera estos resguardos, que debían acompañar a cada alumno en este trayecto.
Pasada la época escolar en La Puebla, que coincidía con la Transición a la Democracia, en general para la mayor parte de los alumnos con los que he consultado es un momento de gratos recuerdos. Quizás los peores momentos tuvieron lugar en el comedor escolar, donde los menús dejaban mucho que desear. El entonces director de la Escuela de La Puebla, Don José Bello Polo (director de este centro desde 1972 hasta 2002), me confesaba, acordándose de aquellos alumnos de Castelnou, que “así como los chicos que iban a la escuela eran malos estudiantes las chicas eran más que brillantes, ¡canela molida!”.
Sin duda, en aquellos años se respiraba el ambiente del “cambio”. Esta circunstancia apoyada por la entonces reciente Ley Educativa también se plasmaría en la forma de impartir enseñanza.
En mi caso coincidirían mis cuatro primeros años, con los cuatro últimos de ese periodo de alumnos de Castelnou en la escuela de la Puebla. Recuerdo que la disciplina o mano dura, a veces “ligera”, de aquellos maestros, no era ya como te contaban los que eran un poco más mayores. Algo de aquello quedaba, pero muchas cosas estaban cambiando además del temario.
Otro hecho relevante fue que en los inicios de 1980 se inauguraba el actual colegio en La Puebla con el nombre de Colegio Público Julio Sanz Gimeno. Aulas nuevas, mobiliario nuevo, un gimnasio bastante bien equipado y una zona de recreo bastante completa, convertían a aquella escuela, quizás bastante más “progre” que la media, en una escuela más moderna.
El último año de esta etapa sólo siete niños de Castelnou acudíamos a la escuela de La Puebla.
1. b - CASTELNOU EN LA ESCUELA DE ESCATRÓN (1983-1985)
Un microbús nuevo, distinto al coche de línea, nos llevaba hasta Escatrón. El destino eran las escuelas de San Javier, en el centro de esta población zaragozana a sólo diez kilómetros de Castelnou.
Tengo que reconocer que aquel cambio no resultó tan beneficioso como pensaban desde el Ayuntamiento, institución que propuso esta modificación. El precio del autobús se ajustaba más y el comedor era infinitamente mejor; sin embargo, el colegio no era tan nuevo y pasábamos muchas horas deambulando por las calles de aquel pueblo, siempre con una capa negra de carbonilla de la central térmica, que todavía echaba mucho humo. La central era el principal motor económico del pueblo.
En aquellos años Escatrón era un pueblo que claramente contaba con una población menor a la de años atrás. Muchos se habían ido a Andorra (Teruel) con la instalación de una nueva central térmica.6 En consecuencia, numerosos recursos que hacían de este pueblo especial en relación con los del entorno, también estaban disminuyendo.
Indudablemente, el hecho que más destacaría de este nuevo destino educativo fue el paso a una escuela menos moderna en general. Por ejemplo, las instalaciones no tenían comparación con las de la recién estrenada escuela de La Puebla, de donde llegábamos, sino que algunos de sus profesores ejercían la profesión docente con métodos más que discutibles. El primer cambio lo pudimos apreciar especialmente los alumnos que veníamos de cuarto a quinto de EGB. En aquel año llegábamos al aula de quinto curso, donde bien podíamos decir que iniciamos un desagradable retroceso temporal.
El único maestro que daba clase en aquel curso era “Don Ricardo”. Se trataba de una persona que había sido director de esta escuela, años atrás. En más de una ocasión nos aclaraba que no estaba de acuerdo con los nuevos métodos de enseñanza que indicaba el Ministerio. Así que volveríamos a hacer filas en torno a la mesa del profesor, leeríamos el Quijote todos los días, habría que hacer un montón de “cuentas” y aprender muchas cosas de memoria. Un ejemplo que recuerdo especialmente era aquella poesía patriótica de Bernardo López García, “Oda al dos de mayo”7…
Nos saltábamos todas las lecciones de matemáticas donde se hablaba de “conjuntos”, y por supuesto, hacíamos mucha caligrafía, dictados y problemas. Don Ricardo tenía una regla de madera bastante gruesa que llamaba “Doña Eugenia”, con la que golpeaba a los alumnos como castigo.
Recuerdo que Don Ricardo cumplía años el mismo día que yo. Era el día 1 de marzo de 1983 cuando, a modo de celebración del “cumple” del maestro, nos ponía una “tocata” con marchas militares y hasta el “Cara al sol”8, el himno falangista. Teníamos unos diez años pero ninguno entendíamos el porqué de todo aquello.
Otro caso de curiosas prácticas educativas era el entonces profesor de Lengua, Literatura e Historia de lo que se llamaba grado superior de EGB (cursos 6º, 7º y 8º). Juan José Gascón o “Gascón”, como todo el mundo lo llamaba, era una persona de difícil carácter, que siempre fumaba pequeños trozos de Farías o puros en clase, mientras te mandaba hacer un montón de dictados, análisis de oraciones, comentarios de texto…
Lo que mejor recuerdo de aquel hombre es que todo el mundo le tenía miedo -me atrevo a decir que incluso otros profesores-. Llamaba la atención porque, en muchas ocasiones, se iba a comer a casa dejando a todos los alumnos de la clase que tuviese a última hora encerrados sin poder salir. No era extraño que algunos alumnos se descolgaran desde las ventanas del primer piso por el canalón y bajaran por la fachada hasta el patio para salir, o ir a buscar a alguien que les abriera.
Afortunadamente, no todos los maestros y maestras eran iguales, algunos de ellos eran muy “progres”. ¡No quiero ni pensar, cómo debían vivir aquello!
1. c - SE REABRE LA ESCUELA EN CASTELNOU (1985-1998)
De nuevo pasó un tiempo en que algunos alumnos pudieron permanecer en Castelnou estos primeros años de escuela, empezando y acabando esta etapa, hasta llegar al instituto. Este periodo coincide con la aprobación de la Ley educativa conocida como LODE9, que no destaca por ser una ley de grandes cambios estructurales, pero que sí eliminaba aspectos que todavía anclaban la escuela en el sistema educativo del régimen anterior. En 1985 en Castelnou se restauraban las antiguas escuelas “San Valero”, finalizándose estas obras los últimos días de agosto. El coste de las mejoras corría a cargo de la Diputación Provincial de Teruel y ascendía en torno a medio millón de pesetas.10
El principal motivo de la solicitud de la reapertura de estas escuelas fue la posibilidad de que en el siguiente curso no hubiera aquel coche o microbús para acudir a Escatrón. Así, en una Sesión Plenaria celebrada en Castelnou a finales de abril de este año, se acuerda solicitar la consecuente subvención y reapertura de estas escuelas a la Dirección Provincial del Ministerio de Educación.
La escuela de Castelnou sería lo que ya entonces se denominaba “escuela unitaria”, es decir con solo un maestro para todos los cursos. La antigua aula de chicas se convertía en el aula donde ahora dar clase en torno a una estufa de leña, ya que los radiadores eléctricos de bajo consumo instalados no conseguían calentar aquel edificio de paredes gruesas. La antigua aula de chicos se convertía en un salón gimnasio. Se cambiaban también las antiguas ventanas de madera, por ventanas de acero inoxidable, se tapaban grietas y se pintaba el interior y el exterior de estas escuelas.
Ilustración 3: Vista de la escuela desde el patio de recreo en la actualidad.
El espacio anteriormente dedicado como leñero o carbonera se quitaba creando un pasillo o porche entre las dos aulas, como podemos ver en ilustración. Los patios de recreo, anteriormente separados por una valla de obra, se convierten en uno quitando también esta barrera, con lo que finalmente el edificio se adecuaba perfectamente a una escuela mixta de chicos y chicas. Se reformaba el despacho del maestro, los aseos y un pequeño cuarto donde dejar los abrigos a la entrada.
En septiembre de 1985 se abría la escuela, con sólo once alumnos entre chicos y chicas en edad escolar, uno menos que el año anterior, cuando se presentaba la solicitud al Ministerio desde el Ayuntamiento.11
Se solicitaba al colegio de La Puebla el mobiliario para esta nueva aula, que aportaba 12 mesas (3 grandes, 7 medianas y 2 pequeñas) para alumnos, con sus respectivas sillas y la mesa y el sillón del profesor.12 Tendríamos que esperar hasta ya entrados en 1986 para recibir material escolar extra (los libros para la entonces diminuta biblioteca); y recuerdo aquel día como si de los Reyes Magos se tratara…13
Esta es la relación de nombres de los alumnos ordenados de mayor a menor según su edad:
Arsenio Ornaque, Natalia Esteruelas, José Ángel Guimerá, Ricardo Secanella, Beatriz Esteruelas, Silvia Guimerá, Cristina Claver, Sonia García, José Ramón García, Enrique García y Patricia Anadón. La maestra titular fue Mª Ángeles Martín Alcaine, natural de la vecina localidad de Samper de Calanda.
Tuve la suerte de cursar con ella el séptimo curso de EGB, junto a Beatriz y Arsenio. Mª Ángeles o “Marilines”, como solíamos llamarla, sin duda impartía unas clases muy de acuerdo con aquellos tiempos. Supo despertar nuestro interés por las materias que cada uno de nosotros preferiríamos sobre otras. Algo difícil de hacer con chavales de tan variadas edades, que iban desde parvulario a séptimo de básica.
Aquella maestra nos enseñaba a pensar por nosotros mismos. Muchas de las actividades que nos preparaba estaban principalmente orientadas a educarnos en la igualdad. Un ejemplo es que nos hacía aprender, dando igual que fuéramos chicos o chicas, cosas como: hacer punto o macramé, jugábamos a fútbol y a voleibol chicos con chicas…
Ella jugaba con nosotros (éramos pocos) y también pretendía ser nuestra amiga. Algo de esto consiguió... ¡Qué distinto al periodo de Escatrón!
A “Marilines” le sucedía el segundo año de Escuela en Castelnou Jesús Callén López (1986-88). Jesús o “el maestro”, así lo llamábamos, cuyo domicilio estaba en Huesca, se quedaría a vivir en Castelnou alquilando una pequeña casa en la localidad donde vivía entre semana. Por esta razón subía todos los días de invierno a encender la estufa y así cuando llegábamos el aula estaba ya caliente. Fue también un excelente maestro que no tardó en ganarse la simpatía de todos. Su buen carácter y sentido del humor hacían muy divertidas aquellas clases donde aprendimos “un montón”.
Dos años antes de reabrirse estas escuelas nacían los CRIET14 -Castelnou iría al CRIET de Alcorisa-. Allí los alumnos de pequeños pueblos como éste podían realizar las actividades que no era posible hacer en centros con tan pocos niños o bien por falta de instalaciones. La visita a los CRIET era un soplo de aire fresco. Allí conocías a otros chavales de tu edad que procedían de otros pueblos como el tuyo. Además el aula se convertiría frecuentemente en taller: aprendías música, pretecnología, hacías una revista, un taller de radio, experimentos en un laboratorio…
Todas estas cosas hubieran sido impensables en las aulas de un pequeño pueblo como Castelnou. De esta forma un alumno en una pequeña escuela unitaria tenía acceso a unas actividades y recursos, que en la mayor parte de los casos en localidades un poco más grandes e incluso en ciudades, distaban mucho de poder tener.
Los alumnos que acudían a los CRIET (de forma voluntaria) eran los de los cursos 6º, 7º y 8º, estando 15 días fuera de casa, durante los dos primeros trimestres, y una semana el último.
De nuevo no quiero olvidarme del estupendo equipo de maestros que, cada uno en su especialidad, también se acercaban al alumnado como amigos. Sin duda la formación de estos era vocacional.
Durante aquel periodo la sociedad española en general vivía uno de sus momentos de mayores avances en las libertades. Fueron también años de auge económico. Supongo que estas circunstancias les fueron de un gran apoyo a aquellos maestros que nos fueron mostrando con ilusión las bases de nuestra formación académica.
En el año 87 acababa mi paso por el colegio. Como para muchos otros alumnos de pequeños pueblos supondría el abandono de estos pequeños lugares para ir al instituto a lugares más grandes.
La llegada de la LOGSE15 en 1990, haría que los alumnos dejaran de permanecer en estos pequeños pueblos hasta los 14 años, como antes, para hacerlo sólo hasta los 12. Ahora sólo se imparte en estas pequeñas escuelas lo que se denomina Educación Primaria. Luego, estos alumnos son distribuidos entre los institutos más cercanos donde estudian Educación Secundaria Obligatoria. (ESO).
De este modo, antes de finalizar la enseñanza obligatoria, chicos y chicas de las poblaciones de nuestra comarca, acababan pasando por el Instituto de Híjar. El Instituto ha contribuido a la existencia de ese sentimiento de comarca entre éstos, algo que resulta más complicado de ver en las generaciones más mayores. Quizás el hecho de que los chavales de Castelnou hayamos estado compartiendo clase con otros de La Puebla, Azaila y Jatiel, en la escuela de La Puebla de Híjar y posteriormente en Escatrón, haga que estas generaciones nos identifiquemos algo mejor con estos otros pueblos. Tampoco hay que olvidar que Castelnou, desde hace muchos años, comparte muchos otros servicios con estas localidades cercanas.
En el final de esta etapa cuatro maestras más dieron clases en Castelnou sus nombres fueron: Mª Carmen Luna (1988-89) Reyes Falo Clavero (1989-96), Victoria Rodríguez Grégori (1996-97) y Carmen Miñana Magaña (1997-1998). También contaron con el apoyo del entonces párroco, Carlos Bravo Viscasillas y Jesús Ángel San Bernardino en educación física.
El día 26 de junio de 1998 se cerraba de nuevo la Escuela de Castelnou. Sus alumnos volverían a ir a cursar sus estudios de Primaria a la escuela de La Puebla de Híjar, sede principal del CRA (Centro Rural Agrupado) que agrupa los colegios de La Puebla, Samper, Urrea y Vinaceite.
Ilustración 4: Último día o cierre de la escuela (26 de junio de 1998)
1. d - LA ESCUELA EN LA ACTUALIDAD
Sin salir del CRA Bajo Martín o de La Puebla de Híjar, los alumnos de Castelnou en estos momentos se desplazan hasta Samper de Calanda para cursar sus estudios de Primaria y siguen yendo a Híjar para cursar Secundaria. Cabe destacar en este último periodo que fruto de un proyecto de repoblación municipal llamado “Caravana de Niños”, Castelnou ha aumentado el número de escolares, produciéndose situaciones impensables hace un tiempo, como que el Ayuntamiento de esta localidad subvencione a la Guardería de Samper por la atención a parte de estos niños.
Animados por el aparente éxito inicial de este proyecto repoblador se llegaba a abrir una guardería en el propio pueblo y se planteaba reabrir su escuela. Por desgracia, esta iniciativa municipal no daba los frutos esperados, por lo que actualmente se cuestiona el cierre de la guardería y ya no se habla de la reapertura de la escuela. La reapertura de la escuela era una situación que, de partida, no contaba con el apoyo mayoritario, ya que parecía más conveniente mantener la situación actual, aunque se pudiera producir el deseado aumento de población.
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2. ESCUELAS SAN VALERO
Ilustración 5: Bocetos del proyecto de las escuelas. A la izquierda, vemos la fachada principal de las viviendas de los maestro; a la derecha, vemos la fachada principal de las escuelas desde el patio de recreo.
En el curso de 1957-58 se inauguraban las escuelas nacionales “San Valero” en Castelnou. Estas son las escuelas que se volverían a abrir en el año 1985 tras los periodos escolares de La Puebla y Escatrón. Anteriormente había otras escuelas más antiguas justo detrás de la iglesia bajo el “Fosalico”16. Databan probablemente del siglo IXX, que serán objeto del último apartado de esta historia.
El 29 de abril de 1949 se aprobaba un Decreto Ley sobre edificios escolares, por el que existiría la posibilidad de solicitar una subvención para la construcción de unas nuevas escuelas. Por este motivo, el entonces alcalde, Manuel Secanella Fandos, en octubre de 1952, encargaba la elaboración de una memoria y un proyecto de construcción de unas nuevas escuelas, que también contarían con viviendas para los maestros. Este proyecto le costó al Ayuntamiento unas 4.500 pesetas.17
En el curso de 1956-57 se cerraban definitivamente las escuelas viejas que no presentaban las condiciones adecuadas para poder dar clases y, además, su techumbre amenazaba ruina. Así lo deja patente aquel alcalde en la memoria presentada cuando en octubre de 1954 solicita, mediante una instancia, la construcción de las escuelas.18 Hasta marzo de 1955 no es aprobado el expediente donde se pide al Ministerio la construcción de esta nueva escuela. Es de suponer que la demora en la solicitud fuera causada por el esfuerzo del desembolso del dinero necesario para el proyecto.
Otra posible razón es que hasta el 22 de diciembre de 1953 no se aprobó la ley que regularía las construcciones escolares. A partir de este momento, Castelnou al ser un pueblo de menos de 1.000 habitantes, quedaba exento de participar en la financiación de la construcción del nuevo centro escolar, corriendo así la totalidad de ésta a cargo del Ministerio.19
El 23 de julio de 1955 se aprobaba el presupuesto para esta subvención que autorizaba a iniciar el proceso de construcción. Mientras se construían las nuevas instalaciones, la escuela de Castelnou se hacía mixta por necesidad. Todos los niños y niñas en edad escolar acudían a un salón grande en la segunda planta del Ayuntamiento. Normalmente esta sala era usada para los plenos, donde se colocaron todos los pupitres, sirviendo así de aula escolar durante el curso 1956-57 y el principio del 1957-58.
2. A - SOBRE EL EDIFICIO
El diseño de estas escuelas corría a cargo del arquitecto zaragozano Fernando Vera Ayuso, perteneciente al Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón y Rioja. El aparejador encargado de la revisión y supervisión en la construcción de las mismas fue Don Ramón Crespo Piazuelo, también de Zaragoza. La obra se encargaría a Feliciano Abadía Marqués, natural de Samper de Calanda.
Para la construcción de estas escuelas nuevas se propondría la zona de La Planeta, situada a 400 metros al noreste del casco urbano, cruzando el río Martín por el puente de entrada a la población. La elección de este lugar se hizo por tratarse de un paraje alto, seco y soleado, aislado de construcciones, que permitía construir estas instalaciones orientadas convenientemente.20
Se proyectó la construcción de dos edificios unidos rectangulares. Los patios de recreo, de unos 250 m2, estarían separados por una valla, y el acceso, se haría por una rampa hasta el porche a la altura del piso del colegio que subía desde el patio. Las aulas, asimismo rectangulares, tendrían unos 55 m2 y disponían también de un guardarropa a la entrada, aseos y despacho para el maestro. El aula contaba con dos amplios ventanales que daban al patio del recreo y un leñero o carbonea que servía de separación entre los dos porches simétricos.
Además, como estaba previsto, se incluía el proyecto de construcción junto a esta escuela de dos viviendas para los maestros. También eran rectangulares y estaban igualmente unidas en 140 m2. El presupuesto era de 200.000 pesetas: 60.000 para construir cada escuela y 40.000, por cada casa.21
Al final, se cambió la ubicación de las escuelas, localizándose al sur de Castelnou, en una zona plana al final de la calle Barrio Alto. La justificación del cambio de zona estuvo en que resultaba mucho más caro dotar con electricidad y agua aquella zona inicial ya que había atravesar el río y la carretera en la zona del cruce.
Cuando se inició la andadura de estas escuelas, las instalaciones carecían de agua corriente. Por esta razón los alumnos y alumnas tenían que subir al cole, desde el centro del pueblo, con cubos de agua para poder beber y usar en los aseos. Tampoco debían estar bien hechos los desagües, por lo que los alumnos optaban por salir al campo en lugar de ir al aseo. Las calles del casco urbano no estaban pavimentadas ni asfaltadas y las escuelas estaban en la parte más alta del pueblo. En consecuencia, cuando llovía, el acceso provocaba resbalones y caídas. Los padres decidieron colocar gravilla y piedras en la cuesta y a la entrada para facilitar el paso.
-“Entrabas y había una subidica. Estaban las carboneras que teníamos antes. Las estufas eran de carbón. La carbonera estaba de frente y a la izquierda estaba la puerta. Dentro a la derecha había un cuartico pequeño para tener libros o lo que fuese; a continuación, estaban los baños. Me acuerdo que enfrente, arriba, había una vasija de uralita donde se echaría el agua para los baños. No me acuerdo exactamente si había agua…”
Así describía Cesar López, antiguo alumno de esta escuela, cómo recuerda el acceso a esta escuela.
Vídeo 1: Fragmento de entrevista a César López -antiguo alumno-
2. B - LA ACTIVIDAD DOCENTE
La escuela permaneció abierta durante la época franquista. Entonces la ley que regulaba el derecho a la educación era la Ley de Instrucción Primaria de 1939, que pretendía ser un modelo educativo opuesto al existente en la Segunda República. Se pretendía instruir a los jóvenes en el régimen de Franco, dando especial relevancia al papel de la familia, la Iglesia y, por supuesto, al Estado.
Fueron varios los maestros que formaron a los alumnos de Primaria en Castelnou aquellos años.
En los primeros años de la Escuela, los maestros titulares eran “Don Cipriano” y “Doña Cristina”, que fueron los que más tiempo estarían impartiendo clases en este periodo. Ambos venían de las escuelas viejas, habiendo ya impartido clases en el salón del Ayuntamiento de Castelnou, en el periodo de la construcción de las nuevas instalaciones. Ocuparon el puesto de maestra y maestro de Castelnou desde los inicios de los años 50.
LA ESCUELA DE CHICAS
Doña Cristina tomaba posesión de su cargo el 24 de octubre 1950 con un sueldo de 7.200 pesetas. Su nombre completo era Doña Ildefonsa Cristina Zapater Ferrer. Se trataba de una persona con bastante carácter y mal humor, para quien la Iglesia jugaba un papel fundamental: “La mujer que no va a misa lleva a sus hijos puercos y sin camisa”, decía con frecuencia. También era una persona extremadamente pulcra; la higiene también era muy importante en su opinión. Además de enseñar a las chicas ‘sus labores’, les enseñaba matemáticas, naturaleza, religión y lengua - especialmente dictados y lecturas -.
-"Una señora muy mayor, muy católica, muy metódica, muy educada y nos inculcaba buena escritura". Así recordaba Divina Ibáñez, una antigua alumna, a la que fue su primera maestra.
Vídeo 2: Fragmento de entrevista a Divina Ibáñez -antigua alumna-
Vídeo 3: Fragmento de entrevista a Divina Ibáñez -antigua alumna-
Doña Cristina se opuso a que se llevaran las escuelas a su actual emplazamiento: fuera del casco urbano. Decía que estaban muy cerca del cementerio. Por ello propuso que se hicieran justo detrás del jardín de la Plaza Mayor, cubriendo como se ha hecho años después el barranco. Pero la cercanía a la carretera de entrada al pueblo impedía hacer un patio de recreo que no entrañase peligros.
En sus últimos años, Doña Cristina era bastante mayor y se marchaba con frecuencia a Zaragoza, donde residía su familia. Durante sus últimos cursos pasaba grandes temporadas fuera de Castelnou dejando al pueblo sin maestra. Finalmente su plaza quedó vacante y tardaría un tiempo considerable en ser cubierta.
Durante este tiempo era Don Tomás, el secretario titular, quien daba clase a estas chicas, haciendo especial hincapié en las cuentas (multiplicaciones y divisiones). Por las tardes su Señora, Doña Andresa, les hacía dictados y les enseñaba también labores. Después de Doña Cristina le tocaría el turno a Doña Mercedes Pérez, o “La Merche”, como la conocían en Castelnou.
Doña Mercedes, extremeña de origen, conoció en Castelnou al que años después sería su marido. Se llamaba Juan Teruel y era quien explotaba el molino de aceite de Castelnou, aunque éste residía en Alcorisa. Así que pocos años después obtenía plaza como maestra en este otro pueblo.
Doña Mercedes estaría unos cinco años (1961-66) en Castelnou, donde empezó a dar clases por asignaturas. Se notaba ya un pequeño cambio en los métodos de aprendizaje.
A Doña Mercedes la sucedía “la Julia”, Doña María Julia Gámez Guerrero, en el año 1966. Un año después hubo otra nueva maestra que se llamaba María Dolores Vallespín Esteban. Finalmente en 1968 era nombrada como maestra propietaria definitiva a Doña Pilar Garrido Tejero, que permanecería en este centro en sus últimos años hasta el cierre de las escuelas.
Doña Pilar Garrido impartía clases tanto a chicas como a chicos, juntos finalmente en una única aula, coincidiendo con la aprobación de la nueva Ley General de Educación de 1970. Esta ley supuso un punto y aparte en la educación de la época.
En el curso 1957-58 se comenzaba a plantar los pinos que rodean a las escuelas. De nuevo tenemos que hablar de Doña Cristina, ya que ésta fue quien hizo que se plantasen los pinos del interior del patio del recreo. Se regaban por las alumnas que subían cubos de agua desde el pueblo.
Se pueden visualizar en la siguiente ilustración que muestra el estado actual de las escuelas. Los árboles solo se encuentran en la mitad del patio del fondo, antes separado por una valla de obra, que era el de las chicas.
Ilustración 6: Vista actual desde el patio de recreo de la antigua escuela de chicos
Además de los pinos, las chicas hacían jardineras en los pasillos de entrada al recinto donde plantaban flores. Años más tarde, por medio de toros, se araba y se hacían los surcos para plantar los pinos de la ladera contigua a las escuelas, que da a la antigua carretera de Samper.
En el patio de recreo jugaban casi siempre chicas por un lado y chicos por otro. En la apertura de las escuelas estarían en torno a 25 chicos y otras tantas chicas en edad escolar, reduciéndose a más de la mitad en diez años.22
No es de extrañar que los últimos años de estas escuelas se juntaran todos para jugar, como podemos ver en la siguiente ilustración del año 1964.
Ilustración 7: Jugando al "Corro de la pata". Fotografía tomada en 1964 por el entonces párroco, Mosén Jesús Molinero
A la hora de jugar no se disponía de mucha variedad. Se solían imitar las cosas o historias cotidianas que podían verse en las tradiciones del pueblo. Los juegos más habituales eran: marro, churro, la mamporra, balón prisionero, el escondite, la comba, las canicas…Todos se realizaban en el patio del recreo.
Una anécdota curiosa: el plan Marshall traía a los colegios leche, mantequilla y queso. A veces estos alimentos se recibían en pequeños bidones de cartón, en los que chicos y chicas se metían para tirarse rodando por las rampas de entrada al colegio hasta golpearse con la pared que servía como valla del recinto.
En el año 1964, gracias a la aprobación del Decreto 11/1964, que reforma la antigua Ley de 22 de diciembre de 1953, se dota de 100 libros a la biblioteca.23 Ese mismo año se pone en funcionamiento el comedor escolar en una de las casas de los maestros. En la casa cuya puerta principal estaba más cerca de las escuelas se tiraban los tabiques que separaban varias habitaciones y se construía un comedor con una cocina. La cocinera fue Josefina Galicia Maurel. Muchos chicos podían ir a comer allí, cuando sus padres estaban en el campo o en otras ocupaciones, pero en días alternos. La comida era también subvencionada por el Ministerio.
Un dato curioso es que las batas de cuadros que llevaban algunas niñas, como podemos ver en la siguiente fotografía, se confeccionaban con los restos de telas de los manteles del comedor.
Ilustración 8: Niñas en la escuela junto al cura Mosén Jesús Molinero año 1964 y Doña Mercedes.
Lista de nombres (de izquierda a derecha y de arriba abajo): Doña Mercedes Pérez, Nati Ornaque, Lidia Ibáñez, Ana Mª Maurel, Divina Ibáñez, Carmen Ornaque, Celia Ornaque, Clarita Lucea, Maribel Lizano, Domi Tejedor, Inmaculada Lucea, Carmen López, Olga López, Pili Lizano, Reyes Claver, Elvira Lizano, Nieves Ibáñez y Ovidia Galicia.
Así nos describía Divina Ibáñez sus recuerdos del aula:
-“Teníamos dos pizarras de encerado y allí nos ponían la tarea o salíamos a escribir. Yo recuerdo que me gustaba mucho el dibujo y salía a hacer los logos o los títulos en bonito y con tizas de colores”.
También lo recordaba Maribel Lizano:
-"La señorita se sentaba en su mesa y todas la niñas nos sentábamos alrededor de la estufa para dar clases en invierno. Hacía mucho calor en verano y mucho frio en invierno. Teníamos una estufa pequeña y la sala era muy grande para la cantidad de niñas. En verano todo eran cristaleras y daba el sol ‘a tope’. Los tejados tampoco estaban preparados como ahora.”
Vídeo 4: Fragmento de entrevista a Maribel Lizano -antigua alumna-
Ibáñez rememoraba:
-“Teníamos varios mapas: el físico y el político de España; y otro de Europa… ¡No había más mundo! Teníamos un mapamundi con los dos hemisferios, pero ese no sé si lo estudié”.
Vídeo 5: Fragmento de entrevista a Divina Ibáñez, Alejandro Galicia y César López -antigus alumnos-
LA ESCUELA DE CHICOS
Ilustración 9: - Dando lecciones al burro del tio Daniel - En la foto aparecen de izquierda a derecha: José Antonio Maurel, Jesús Abadía, Ángel López, Camilo Lucea, Luis Ángel Ornaque y Rogelio Ibáñez (año 1963)
La escuela de los chicos era simétrica a la de las chicas. Subiendo por el Barrio Alto es la que encontramos a la derecha. Como contábamos antes, el primer maestro en estas instalaciones fue Don Cipriano, al que la gente del pueblo llamaba “Don Cipiano”. Su nombre completo era Cipriano Aranda Acero. Un hombre alto y delgado que sustituía al párroco como maestro. Su primer año en Castelnou fue durante el curso de 1953, comenzando a dar clases en las escuelas viejas el día 28 de mayo. Se jubilaría en esta localidad a 13 de septiembre de 1962.24
La Dirección General de Enseñanza Primaria reconocía a “Don Cipriano Aranda Acero la jubilación forzosa por imposibilidad física en el cargo de maestro”. ¿Por qué? Por las reiteradas advertencias por parte de la Junta municipal de Enseñanza Primaria de que cambiara su actitud con respecto al comportamiento hacia el público. Con evidentes muestras de tener problemas con el alcohol, le acusaban de “llamar la atención públicamente en lo que se refiere a lo moral”.25 Hay numerosas anécdotas de como los chavales le tomaban el pelo.
Le relevó Don Gil Gil Gil el 9 de octubre de 1962, que estaba tan sólo un curso. Al igual que este maestro los siguientes eran jóvenes y recién licenciados. Este fue un hecho destacable que contribuyó a que en esos años se innovara en la formación. Don Gil sería sustituido por Don Jesús Cortell Chesa los dos siguientes cursos.
El último maestro de chicos de esta etapa de la escuela en Castelnou fue Don José Adell Canellas, quien tomaba posesión de su puesto el 9 de septiembre de 1965 y estaría hasta que la escuela se convirtiera en mixta y tomara posesión de la plaza la entonces ya maestra titular Doña Pilar Garrido Tejero.
“Entrando a la izquierda estaba el aula que era alargada. Estaba la mesa del maestro con la figura de San José a la derecha con un armario al fondo que tenía el maestro para tener los libros. A la izquierda estaba la estufa con un tubo grande que iba por arriba para que diese también calor. A la derecha estaban las pizarras, unas pizarras que estaban pintadas en la pared”. Así era el aula de chicos según contaba César López: “No me acuerdo si había mapas, pero de lo que sí me acuerdo es el cuadro de José Antonio y de Franco, que había donde la mesa del Maestro”.
Vídeo 6: Fragmento de entrevista a César López -antiguo alumno-
Al igual que en la escuela de niñas entraba mucho sol por los grandes ventanales que daban al sur. Por ello, con Don Jesús Cortell “hicimos unas persianas de cañas. Íbamos al río y con un abridor de los cañizos se abría en cuatro cada caña, y las íbamos atando una detrás de otra hasta que hacíamos las persianas”, relataba César.26
También con Don Jesús Cortell Chesa se colocó un rótulo en la fachada de entrada a la escuela, construido con palos de escoba donde ponía el nombre de la escuela: “Escuelas San Valero”.
Podcast 1: corte de sonido (telefónico) de la entrevista a D. Jesús Cortell Chesa
“Vi la pared grande y dije: aquí se puede poner el título. Yo entiendo que la escuela tiene que ser eminentemente práctica, Es decir, una cosa es darles las medidas a los chicos, enseñarles el sistema métrico decimal, y otra cosa es un caso práctico. Ellos tenían que medir primero la pared, después contar el número de letras que iban, el tamaño, el espacio… Hacer un croquis con un plano perfecto para que se adecuara. Era hacer una clase práctica.” - Este era el porqué se le ocurría decorar la pared de entrada al colegio en palabras de Don Jesús, que también me contaba lo siguiente:
“Vi la pared grande y dije: aquí se puede poner el título. Yo entiendo que la escuela tiene que ser eminentemente práctica, Es decir, una cosa es darles las medidas a los chicos, enseñarles el sistema métrico decimal, y otra cosa es un caso práctico. Ellos tenían que medir primero la pared, después contar el número de letras que iban, el tamaño, el espacio… Hacer un croquis con un plano perfecto para que se adecuara. Era hacer una clase práctica.” - Este era el porqué se le ocurría decorar la pared de entrada al colegio en palabras de Don Jesús, que también me contaba lo siguiente:
“Con lo de las persianas surgió un inconveniente... hubo una mini huelga de los alumnos... Yo les confeccioné un cuestionario para hacerles reflexionar y para hacerles ver para que no tenían razón y al final ...siguieron construyendo las persianas, pero lo de las persianas tuvo sus más y sus menos”
Podcast 2: corte de sonido (telefónico) de la entrevista a D. Jesús Cortell Chesa
Estas actuaciones en aquellos años Don Jesús le valieron el título de Maestro Distinguido y la cantidad de 10.000 pesetas.
Un alumno suyo, Jesús Abadía, decía lo siguiente de este maestro: “Yo creo que venía con dos objetivos: uno religioso y otro educativo. En el religioso organizó cursillos de cristiandad…A muchos hombres “los enderezó”, vamos, ¡de comunión diaria”!
Podcast 3: corte de sonido (telefónico) de la entrevista a Jesús Abadía - antiguo alumno-
“En la escuela el hombre venía con ideas muy innovadoras. Un día quiso hablar con nuestros padres y les dijo que ¿por qué no hacíamos el bachillerato?” - consiguiendo ponerlos de acuerdo – “Entonces empezó a prepararnos para el primer curso…”
Podcast 4: corte de sonido (telefónico) de la entrevista a Jesús Abadía -antiguo alumno-
Se examinaron por libre en un instituto de Reus. Por este motivo una o dos veces al año, se desplazaban desde Castelnou hasta allí con el coche del maestro o en tren. “No me preguntes como lo hacía pero es que íbamos y lo aprobábamos todos, una cosa alucinante”…Tenemos mucho que agradecerle… algunos le tenemos que agradecer que luego hiciéramos una carrera”, afirmaba Jesús Abadía.
Podcast 5: corte de sonido (telefónico) de la entrevista a Jesús Abadía -antiguo alumno-
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3. LAS ESCUELAS VIEJAS
Ilustración 10: En la entrada de la escuela de chicos a principios de los años 40. Algunos niños que aparecen son:
Pablo Ibáñez (En la fila superior, 1º) Víctor López, Florindo Claver, Pascual Claver, Eduardo Maurel, Delfín Esteruelas y Jesús Esteruelas (1º, 2º, 4º, 5º, 6º y 7º en segunda fila, de izquierda a derecha, comenzando desde arriba) Florial Lizano, Mariano Esteruelas y Cándido Claver (Tercera fila, 1º, 6º y 8º) Demetrio Lucea y Enrique Mayandía (Cuarta fila 1º y 4º)
Las Escuelas Viejas o “Escuelas de la Inmaculada”27 se encontraban al lado de la iglesia, del mismo nombre. No existen referencias del año de su construcción.
Probablemente daten del siglo XIX, ya que algunos entrevistados que nacieron a principios de siglo recuerdan ya estas instalaciones bastante viejas, y no tienen constancia de ninguna anterior.
El edificio tenía dos plantas, de unos 25 metros de largo por 15 de ancho, que se dividían en dos mitades: la mitad de los chicos, que situaríamos mirando de frente a la fachada principal en la izquierda; y la de las chicas, a la derecha. Las aulas estaban en la planta calle que se situaba a la altura de la calle que cruza “el Arquico”.
El Arquico es un pequeño túnel que atraviesa la parte de abajo de una casa situada en la calle de la Iglesia, conectando dicha casa por encima de éste con la plaza de la Iglesia.
Atravesando este “arco” se llegaba a la puerta principal de la escuela. Una pequeña escalera unía esta calle con el Fosalico o la parte trasera de la iglesia.
El primer piso estaba ocupado por las casas de los maestros. A la izquierda estaba la casa del maestro, a la que se accedía desde el Fosalico. A la derecha estaba la casa de la maestra, a la que se subía entrando por la entrada del aula de las chicas.
Las aulas, casi simétricas tenían dos ventanas que daban a la calle. Además tenían dos puertas. Una puerta de dos hojas, con una ventana a su derecha, que servía para entrar al aula de chicos. Al fondo de la calle, a la izquierda, encontrábamos la otra puerta con solo una hoja, con la ventana a la izquierda, que servía para entrar a las niñas al aula.
EL AULA DE CHICOS
Esta aula era un local rectangular que tenía 12 metros de largo por 7 de ancho. Una vez dentro, veíamos la mesa del maestro que estaba en el centro del colegio pegada a la pared izquierda. Frente a ella se distribuían los pupitres (unos 10) colocados mirando hacia la pared del fondo, donde había un balcón pegado a la pared derecha. Junto a esta pared y de frente a la mesa del profesor encontrábamos varios bancos corridos.
La mesa del profesor tenía una serie de libros, una carpeta para papeles, tinteros, plumas y la bola del mundo. Al fondo de la sala, a la izquierda, había una estufa de leña, que se alimentaba de la leña que aportaban los alumnos.
Había un armario con el material de trabajo; “El material que había en aquel armario: unas camisetas del equipo de fútbol de Castelnou (no estaban las once, solo había 8 o 9) y una colección de libros”, recordaba Alejandro Galicia.
Especialmente destacaba la colección “Viajes por España” donde se podían conocer todas las ciudades de España y sus monumentos. Había también una colección de mapas de los cinco continentes. Alejandro recuerda, con sorpresa, que el mapa de España era más grande que el resto. “Cuando averigüé que España era una parte pequeñita de Europa me quedé perplejo”, decía.
Los libros utilizados por los maestros para dar clase en esta escuela, como sucedería después en la de San Valero eran la Enciclopedia Elemental y Enciclopedia de Grado medio. Acabar aquellas dos enciclopedias certificaba haber superado la enseñanza primaria.
En todas las entrevistas me hablaban de que en esta etapa en la escuela, en Castelnou habría en torno a 25 o 30 chicos y otras tantas chicas. También se hacía patente que en la etapa más antigua de estas escuelas la formación en el caso de las chicas era mucho menor.
-“Nosotras aprendimos las cuatro reglas, sumar, restar, multiplicar y dividir”; Comentaban Manola Galicia y Pilar Ibáñez, ambas alumnas de estas escuelas en los años 30.
“Si hacía mucho frío nos sentábamos en torno a la estufa y así estábamos más calientes”. Así recordaba Alejandro Galicia, él que fue alumno del aula de chicos de las escuelas viejas.
No había aseos en las escuelas, por lo que para estas cuestiones se salía a la calle. Los chicos tenían que pasar por detrás de la iglesia hasta detrás de la casa del cura, por un pasillo de medio metro con el riesgo de caer por el terraplén. Las chicas bajaban por las escaleras del Fosalico a la acequia.
EL AULA DE LAS CHICAS
El aula de las chicas era prácticamente simétrica a la de chicos. La única diferencia era su acceso. Como ya hemos contado, se entraba por una pequeña puerta que daba a un rellano. Desde este rellano se accedía al aula
Con la construcción de las nuevas escuelas se aprovechó para hacer pequeños arreglos que permitieron que por un tiempo los locales de las escuelas viejas se usaran como oficina del Sindicato de Riegos y la Cámara Agraria. También se restauraban las casas del piso superior, que durante unos años estarían alquiladas.
No existe mucha documentación sobre este periodo de tiempo. Muchos de estos papeles del archivo municipal se extraviaron tras la Guerra Civil. Además, también resulta más difícil entrevistar a personas tan mayores.
El libro de actas de la Junta Municipal de Enseñanza Primaria se creaba el año 1932 con el nombre de Consejo Local de Primera Enseñanza de Castelnou. Su presidente fue Miguel López. Posteriormente se romperían las hojas de actas, retomando la actividad en abril de 1948. La última acta de este libro se firmaba el 2 de marzo de 1963.
Por estas razones los datos sobre los nombres de los maestros son más difíciles de conseguir. A continuación se muestra un listado de maestros (en algún caso sólo se sabe el apodo) con años aproximados.
MAESTROS
- Don Aniceto Ransanz (1899-1918) Este maestro, casado con la entonces también maestra, Doña Constanza moría este año como consecuencia de la Gripe del 1918.
- Don Ramón Rodrigo Franco (1931-33) Fue también alcalde de Castelnou.
- Don José Pérez (1935-36) Quién asumió también las tareas de secretario municipal.
- “El Chepirón” No se ha dado con su nombre. El mote se debía a que era giboso. Estuvo dando clases durante la Guerra (1937-39). “No lo tomaban muy en serio y daba clases también por la noche” - Me contaba Manola Galicia.
- Don Valero 28 (1941-42)
- Don José, según la entrevista con José María Lucea, o “Cerotes”, según Alejandro Galicia, quien me contaba que sólo recordaba el mote de este maestro sin mucha personalidad. Sus alumnos no lo tomaban muy en serio (años 1942-43).
- Don Vicente (1943-47) que antes sería maestro en Samper de Calanda, donde residía. –“Era un maestro serio del que los niños aprendieron mucho”, decía Alejandro Galicia. – “Fue un excelente profesor”, decía José María Lucea.
- Don José Miguel Boluda (1947-51), un maestro muy serio que imponía mucho respeto. -“Pegaba mucho”, recuerda Alejandro.
- Don José Miguel Boluda, o “el de la música”, recordaba Manuela Galicia, que montaba una rondalla con los mozos del pueblo en el año 1947.
En 1951, Don José Boluda es sustituido por Mosén Francisco, el cura, que ejerció como maestro hasta el año 1953, cuando entraría Don Cipriano.
Ilustración 11: Tremedal Lizano, Marieta Castillo, Joaquina Lucea, Consuelo Esteruelas, Avelina Oriol, Gumersinda Ibañez, Quiteria Esteruelas, Conchita Lizano, Elena Oriol, Trini Esteruelas, Monserrat Asensio, “Cincha”, Felicidad Ibáñez, Josefina Ornaque, Anita Secanella, Apolonia Lizano, Josefina Galicia, Pilar Abadía, Doña Concepción Ransanz, Antonia Ibáñez, Célia Lucea, Maria Luisa, Piedad Lucea, Nati Ibáñez, Rafaela Secanella.
MAESTRAS
- Doña Constanza Martínez Benedicto (1899-1941) 29. Casada con el también maestro Aniceto Ransanz.
- Doña Manolita (natural de Samper de Calanda)
- Doña Eugenia
- Doña Paz
- Doña María Facunda Zaporta (1944-1949)
- Doña Amparito Barberá Boluda (1949). Casada con el también maestro José Miguel Boluda.
- Doña Dolores Irasu Martínez (1950)
- Doña I. Cristina Zapater Ferrer (1950-1960)
INSTITUTO DE ESCATRÓN
Pablo Secanella, Alejandro Galicia, Ramón Esteruelas, Carmelo López, Pepe Abadía, Julián Lizano…
Todos estos estudiantes en la escuela de Castelnou se irían al instituto de Escatrón cuando se permitió cursar estudios a alumnos cuyos padres no trabajasen en la central térmica Calvo Sotelo. Conseguían acceder a esta escuela gracias a la intervención del antiguo cura. Era la primera vez que alumnos de la escuela acudían a estudiar, lo que ahora se llamarían Enseñanzas Medias, a sólo 10 Kilómetros. Allí se formaron como profesionales u oficiales en diversas materias.
De esta circunstancia sólo se podían aprovechar los chicos, que, pagando un poco, tenían acceso cerca de sus casas a esta educación impartida en Escatrón en esa escuela privada.30
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Este último periodo de la historia de la escuela de Castelnou en el siglo XX presenta bastantes datos que resultan difíciles de contrastar. Por esta razón se han presentado con fechas inexactas, que así como los nombres, están pendientes de más revisiones.
Tal como se realicen modificaciones que cumplimenten esta historia se podrán visitar en las siguientes direcciones de Internet:
FONDO DOCUMENTAL DEL CEBM: http://www.cebajomartin.wordpress.com
CASTELNOU.LOG: http://www.castelnou.net
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Rev. 1.2 | |||